domingo, 30 de noviembre de 2008

En la estación de Flores

Esta madrugada la lluvia arreciaba, el chico puteaba por lo bajo, yo decía que no creía que parara, él se fue, presuntamente, a hacer pis, vi la bolsa, debajo del asiento, contenía muchas agarraderas y ese tipo de cosas con las que se toman las cosas calientes de las cocinas y una especie de, pero qué era eso, ¿un abridor?, no, ¿un encendedor? cuando él chico llego, me observó y dijo: -esas son mis cosas, le pedí perdón, junte todo y lo coloqué de nuevo en la bolsa. Cuando se fue, noté que había un tacho de basura del que seguramente había tomado su botín, y al lado tirado otro chaleco de piel (él llevaba uno puesto) que tomé y guardé en mi bolso.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Bueno, saludos a todos...


Bueno, saludos a todos. Caí en la cuenta de que hay personas que no conozco que leen lo que escribo y miran lo que posteo y lo aprecian aún sin conocerme, por lo menos hubo una que lo dijo. Así que me alegro que esto suceda. Espero poder seguir creando estos momentos tenues en la web.
Estamos atravesando zonas de turbulencia, donde las energías parecen dispararse para cualquier lado. Donde nos pasa de todo, mezclas de olvidos y memorias, presentimientos y situaciones, la debacle financiera prueba que el sistema no era el mejor, y que poseía fecha de vencimiento. Y ahora?, nos preguntamos todos. Y ahora qué pasa, eh?
Bueno, cuando nada pasa, o cuando todo pasa, es bueno...preguntarnos que es lo queremos que pase.
A veces nos agitamos y nos dejamos llevar de las narices por las brisas más tempestuosas, como frágiles mariposas, y a veces nos quedamos quietos como larvas, esperando la anhelada metamorfosis.
En verdad, vamos y venimos del repliegue a la apertura.
Me reencontré con Nuria Vadell, amiga y performer, y estamos preparando una presentación este sábado en Villa Pueyrredón. 
Aquí posteo el flyer.
Me encanta trabajar con ella. 
Nos juntamos y en dos días nuestros cerebritos paren una idea, y la hacen crecer como si fuera un ser.
De eso se trata de soñar algo y darle entidad en este mundo de entes borrosos.

jueves, 2 de octubre de 2008

Respiro


Dar un sentido sublime a toda vida aún la más prosaica o procaz. Manchada por heces e infortunio, transmutarla en oro y amor. Mi letra siente que es menester redimir de un destino aciago y pérfido la simiente palpitante, que está por emanar su fundamento. Y lanzo palabras recienvenidas para saludar la vida con una clase de respiro que corte de raíz el asma mental.
Pasa como con el ahogo causado por la inhalación de un humo negro que al principio era una nube, falaz visión, cielo equivocado. Y que luego ya no pudo ser exorcizado por la delicada aspiración de una rosa.
Pequeñas preces parecen prosas si logramos vencer el miedo de decirlas en presente, aún si no hay quien pueda oírlas.

lunes, 22 de septiembre de 2008

BUSCO UN ESPACIO CULTURAL

BUSCO UN ESPACIO CULTURAL (PRIVADO O NO) QUE ESTE INTERESADO EN AUSPICIAR EVENTOS CULTURALES.
¿ALGUIEN CONOCE ALGUNO?
ME GUSTARIA REALIZAR ALGUNA ACTIVIDAD LIGADA A LA EXPRESIÓN Y AL ARTE.
EJEMPLOS: BRINDAR ALGUN TALLER, ARMAR MOVIDAS, DAR A CONOCER ARTISTAS EMERGENTES QUE NO TIENEN POSIBILIDADES DE MOSTRAR LO QUE HACEN, PRESENTAR PERFORMANCES, ARMAR CICLOS DE CINE, LECTURAS, PRESENTACIONES, CICLOS DE VARIEDADES...
TENGO EXPERIENCIA Y DESEOS DE COLABORAR EN ESTE TIPO DE GESTIÓN CULTURAL.
PERSONAS INTERESADAS CONTACTARSE A MI DIRECCIÓN: sobrecine@hotmail.com o a mi número 1557413682

sábado, 20 de septiembre de 2008

Entretelas


No puedo dominar mi súbita emoción. Estoy frente al cuadro de aquel que que siempre amé pero jamás vi. Me fascino dentro y fuera de todo marco. El cuerpo de Batato, su representación, esta allí. La presencia me vuelve meditabundo. 
Batato se hace visible en la promesa de un más allá multicolor. Su representación ayuda a presentar la otra, definitivamente imposible. Un performance a la hora de ver/ te, pienso. Voy a juntarme a tomar el té con Batato, por fin, pleno suspiro. ¿Acaso estoy loco? ¿Acaso sueño? Puede ser... 
La cuestión es que el citado cuadro se expone en esta sala dentro una muestra (Berni y sus contempóraneos) en este museo. 
El vuelo entre luminoso y sombrío de Batato aterriza en este mundo color Malba. 
La gente pasa, gira alrededor, mira el cuadro, busca el nombre, acaso recuerde, vuelve a mirar el cuadro y se va a seguir su recorrido, programado. 
Pero yo me quedo fijo, anclado, entre la muchacha de Berni, que se asoma, medio desnuda en su cuarto del Hotel Chelsea, detrás de una tela rosa rayada y real. En el centro esta el Perla, taxi boy inmortalizado en una escultura de Pablo Suaréz, que pela su enhiesta verga dentro de su propia concha. Otra aparición femenina de Berni lleva un cinturón de castidad y está de pié sobre una tumba. La inscripción misteriosa dice Walter (1950-1975) Y Walter también era el nombre de Batato. Salvo que las fechas para él serían 1961-1991. 
Mis ojos vírgenes devoran esta múltiple escena. Una región de presencias obsesivas. Esta constelación mórbida y sensual, devela un juego de tesoros ocultos. Los entes por aquí pasaron, fueron y habitaron cuerpos (con o sin tetas) cuyas fragantes texturas, olores y colores fuertes y miradas centelleantes ya no están. 
Acontece en esta visión como con todo aquello que nace y muere en el sublime atardecer de un museo, da pena. 
Un performance a la hora de verter te. 
A la presentación de su cuadro llego Batato ya enfermo a tomar el té junto a la artista y a su compradora.  En la ex-galería del Rojas hay una foto que registra el momento. A las entretelas de esa enternecedora mesa el invitado llego para decir:
-Serviremos té frio o caliente, pero jamás té tibio. Nuestra pretensión será tomar té  y re-tomarte, sólo por el puro placer de decir/te, bail/arte y jug/arte, entre risas, poemas y canciones, excelente envite a tu fascinación. 
En términos de Batato, se trataba de abolir todo posible entendimiento y reivindicar el arte como estimulante juego. 
Entre visitas y secreteos, él vertía pociones y pasiones en cada pocillo. Su estimulante menu estaba surtido de sus  autores favoritos.
¿Batato contaba con que su retrato lo sobrevivía? La respuesta oscila en su pecho: “Yo puedo observarte como si vos fuéras otra pintura.”  
Contemplo su túnica negra y  el collar de bijou platedo. Aquí están los objetos que arrastró toda su vida: el casco de tules negros, el payasito, el anillo enorme con un chupete, la pistola de juguete en la mano, los papeles heridos de tinta. La artista halló la manera de colocar todo en su sitio. Una representación ayuda a presentar otra. 
Y el modelo aprobó con su propia firma la pintura. Una firma de fibra. La amorosa fibra del cuerpo Batato. 
Pero su mirada -como la de la niña de los ojos de paloma del monólogo Restos de Pizarnik-serrucha todo soporte. 
Entre la nada y el ser, está el pigmento. En mi mente, las flores se abren como llagas. Un dolor, no cicatrizado, no oculta mi sino. El duelo del color. 
La ausencia de Batato reina en este lugar donde el poder pulsa y domina. Pero la súbita aparición del deseo rasga el caparazón hueco de lo bello en el museo. Este cuadro no oscila pero esta vivo. Envía una energía que llega desde otro lugar. El cuadro abre la jaula. El tiempo escapa y remite a otra escena, la del estudio donde Batato estuvo, su cuerpo posando, enterito, su cuerpo, con las piernas y las palabras cruzadas:  
¡Estallan las estructuras! Detrás de este cuadro, hago el amor con la muerte. Mi entretela desgarra la museificante osificación de la cultura. El resto es pintura.
Lunes, 09 de mayo de 2005

jueves, 18 de septiembre de 2008

Raíces aéreas


Raíces aéreas, las que pasan y repasan, por mágicos canales.
Las que se hunden en el cielo, cuando tocan el último sitio en la tierra.
El tejido vital enfermo despide sangre porque esta vivo.
Y cuando la malla se rompa, el cuerpo desbordado sera nuevamente bordado en sueños.
Los alfileres incrustados en las yemas, las agujas, en los ovillos.
Las madejas de tu pelo...el gesto de tus manos pequeñas...el arte...la trama...la destreza inigualable.
El color sutil de una hebra que se perderá nada más que en mi memoria.

jueves, 11 de septiembre de 2008



Para "La nave", mi última instalación con performance, preparé más de 300 barcos de papel, releí el cuento de Silvina Ocampo "La nave" (y lo grabé dos veces completo), vi el comienzo de "Y la nave va" de Fellini, escuché canciones de Nico, en fin me preparé, de diversos modos y formas, que aunque no todas estuvieron presentes en la acción, sí fueron nutrientes hacia la raíz de la acción.

Hay fotos que fueron tomadas antes de dar inicio a la acción, es decir, no hay un registro directo de la acción, y esta bien que haya sido así, puesto que lo que sucedió allí quedo entre nosotros (mis amigos), el público y el violinista (Diego Lambertucci)


No tengo rechazo al registro pero si este no se produce, tampoco me afecta. Y como dice la canción, hay ciertas miradas que son infotografiables. ¿De qué canción hablo? Por supuesto de "My funny Valentine", cuando dice: "Your looks are laughable/ Unphotographable/ Yet youre my favourite work of art."


-Pero que locura la cantidad de barquitos, que paciencia por Dios! me señalo alguien. En mi casa también veían con ligera preocupación estas manualidades.


Todo lo que se multiplica vertiginosamente, quiza esconda el trabajo de obsesivo de un neurótico, o por el contrario, acaso sea su vía de salida. La nave de los locos, es otra posible lectura del fenómeno.


Después de montar "La Nave" me fuí unos días a las Flores. Hace bien irse de Buenos Aires e irse lejos a descansar, con nuestra otra alma, la persona muy querida, muy amada.


Allí me encontré con Aline, que es una persona muy especial, tiene 9 años, y es tan sensible, que gusta de la lectura, los libros, la música y un poco por eso, y otro poco por ser la hermana del medio (tiene 3 hermanos más) Aline se siente un poco diferente, y hasta a veces sola.


Ella me pidió que le leyera una larga plegaria egipcia, donde el alma, cuenta su encuentro con la muerte. La metáfora del viaje me recordaba mi propio viaje y el elemento que había adopado como vehículo.


El día de la acción (5/09/08) se produjo la muerte (en el día de su cumpleaños) de Eduardo Bergara Leumann, ser angélico por el cual siempre sentí admiración, y fue así que interiormente le dediqué la acción.


Le conté a Aline de la instalación, los 300 barcos y algún detalle demás, y ella me enseñó otra forma de plegar los barcos, forma que los deja aún más sólidos.


Recuerdo que ese día, a último momento, que luego fue un primer momento, decidí utilizar otra habitación para armar la instalación. Siempre había tomado el salón principal de la casa del Sur para montar, pero, a raíz de un incidente mínimo, que se volvió decisivo, tomé conciencia que no había porque dejar de experimentar con los otros espacios de la casa.


Ese espacio nuevo era un cuarto que tenía ganchos en las paredes, perfectos para colgar la red de barcos, el plástico con la mancha azul y el póster de Buster Keaton (que lleve porque quería dar una idea de despedida a un mundo)


Cada performance es distinto, un acontecer tan único como excepcional, y un poco como la vida, es algo que empieza pero no termina.


De ese acto irrepetible quedan huellas, restos, formas, fotos, apuntes, pero sobretodo experiencias en juego. En todo balance posterior, hay un balanceo conceptual, y en el caso de La nave, hubo un delicado equilibrio entre juego, instalación, humorismo, y reflexión sobre la institución arte.


La intención de nuestros propósitos, muchas veces, nos resulta desconocida. Juega la sorpresa un papel importante en la vida. Todo lo improvisado, fija de otra forma el curso de lo preparado de antemano. Yo me abandono, como si fuera guiado. Pero hasta llegar a ese momento, me preparo como para una aventura (cosas que pasan en la nave espaciotemporal tierra, diría alguien)


El invento parte de mi imaginario pero siempre incorpora lo que el otro aporta. Sé que hay un misterio pero no puedo definirlo, exactamente. Sólo el otro puede darme una pista. Me sorprendió que al final de esta acción, varias personas me guiñaran los ojos, dando clara cuenta de su aprobación.


Plasmo un hecho estético, del cual soy hacedor, pero trabajo con hechos (y también con deshechos) y sucesos (cercanos, reales, sociales, rituales, etc) que emite resonancias, reverberaciones, de las cuales se pueden decir muchas cosas, pero lo más importante es decir:


Los barcos fueron realizados con diversos papeles cuya procedencia me es familiar. Se trata de esa clase de papeles que acompañan toda la vida y de los cuales nos es muy difícil (por lo menos a mí) desprenderse.

Pensé: antes que tenerlos apilados o en bolsas, los papeles podrían ser el pretexto para armar una determinada historia en el espacio.


No me interesó elegir los papeles por su propiedad (textura, caligrafía, contenido, dibujos, etc) sino porque el plegado permitía descubrir nuevas posibilidades y sentidos a las palabras o a los dibujos.


Plegar, replegar, desplegar, fueron las operaciones básicas de esos días previos a la acción.


Barquitos por mil y el juego del papel... me dejo escrito otra persona en el fotolog, bajo la foto que muestra una cantidad importante de los mismos. Es cierto, el juego del papel siempre me interesó. El papel, como rol, parte del juego existencial, también.


La acción tuvo tres momentos, en el primero hubo una música incidental, la canción All tomorrow parties de la Velvet Underground. Una especie de sonajero que hice sonar me permitió que la gente penetrase en una suerte de molesto trance.

El audio del pequeño reproductor era deficiente.

La canción saltaba de forma irritante. Desenchufé el aparato y alguién suspiro aliviado. Dije: ¡Quiero un sonido puro! Y Diego ejecuto su violín mientras yo ejecutaba posturas con la máscara negra. La tenía colocada de tal forma que no veía claramente a la gente.

Luego vino una segunda parte en la que empecé a discurrir sobre el tema de la nave, como si salmodiase los motivos que me llevaban a realizar la acción, diciendo hay que zarparse mejor o hablando sobre la ropa que llevaba (una malla azul de baile): "ésta es la malla de gimnasia de mi madre, antes yo entraba en ella, ahora ella entra en mí".

Del relato de Silvina Ocampo, recordé solo el inicio: "Para dormir siempre imaginaba una nave, que terminaba por volverse real. No me costaba mucho"

Acto seguido, tome varios de los barcos al azar y los fui desenvolviendo, según mis propios deseos. No quería atarme a un desarrollo verbal, sino visceral.

Situado detrás de los hilos de la red de barcos, tomé la segunda máscara (hecha de máscaras) y observé al público, preguntándoles]: ¿Quiénes son uds?

Luego o quizá antes, no puedo definir exactamente la secuencia, nadé entre los barcos, haciendo olas con ellos, entusiasmado por poder liberar la energía contenida en el papel.

Pedí, por último, a la gente que tomara los barcos y me enterrara con ellos. El barco más grande me permitió taparme, y fue así que el performance termino, cuando después que Diego ejecutara su última melodía, resucité entre ese mar de barcos de papel.

Llevé un chaleco salvavidas, que en verdad es un gran babero azul de plástico, que lleva escrito: "El hambre es un crímen".