lunes, 21 de abril de 2008

Fauna abisal

Un pez pensativo.
Un pez lanza (cubierto bajo una tela enigmática)
Un pez dorado inmundo,
Un pez muro
Un pez fantasma,
Un pez ángel,
seres que acaban de ingresar
seres que van a resucitar,
cuándo, sino ahora mismo, que creo la imagen.
Un pez sinfin
Un pez impresión
Un pez imagen
Un pez peregrinación,
Un pez en pos del otro,
todos en pos del misterio
Todos los peces son uno solo para el mar.

sábado, 19 de abril de 2008

La novia perpetua

La novia que iba y volvía.
La que mutaba con cada giro del vestido.
La que se iba y no volvía.
La que arrastraba el velo ligero al aire.
La que viajaba con su diseño a cuestas.
La novia verde de clorofila que tomo el blanco.
Su escudo no sirvió por mucho tiempo.

viernes, 18 de abril de 2008

Desfiladero

Desfiladero de sensaciones,
bordeas el precipicio,
atraído, planeas sobre él,
mareos petrifican el vacío.
Esta hora crucial
escuela de vértigo
camina nuevamente
sendero de contemplación...
Interrumpe la vista el abismo.
¿Es parte de una aventura
la vida en semejante desfiladero?
El dolor es un talismán
en semejantes circunstancias.
El amor refulge
corazón de montaña
madre dispuesta a verter
lágrimas de lava por ti
y melodía sempiterna su cumbre
arrulla y calma en su seno de nieve.
¿Puedes ver correr la sangre?
Golpea con furia los altares improvisados.
La espuma salpica y toca tus ojos.
Un sueño te posee: hechizo que está por acabar...

Fondo de pantalla

La máquina fotografía, él toma notas.
Un andamiaje inconcluso.
Un solitario topo construyendo fragmentos, murallas
(El roer la obra, acaso sea la quintaesencia del gusto)
Solitario roedor de cimientos de biblioteca, escribe.
No está solo: una muchacha trabaja como el topo.
(tiempo no mide la eternidad sino iluminación
serena pero absolutamente desesperada,
contrarreloj con la muerte)
Mágica tela, bloque, pieza dudosa,
genealogía a desentrañar,
aviso, imagen desconocida,
eco o nombre siempre detrás
tú inventario lejano salvo él:
pensamiento savio
de planta y clorofila.

Oh gracias por el humo

Siempre vuelvo al primer amor, la escritura, la verdadera trama de mi vida, y musical, quizá sea mi última danza, y este performance que persiste, en mi imaginario a través de los años.
Efectivamente, desde aquel chico de 15 años que cruzó el alambrado a este joven (de 35 años) subsiste el ser que tiene nombre, Ezequiel y una tradición cierta, ser Romero.
Esta formación imaginaria me ayuda a marchar hacia una especie de reino del espíritu (es decir un espacio propio) que no tiene reliquias ni mercancías, pero que participa de mis propias circunstancias.
¿Cuándo, cómo, dónde, y por qué empezo este anhelo de encontrar una cura en la expresión?
Caído en mi propio fondo, sabihondo, hallé mi yacimiento perdido, la sustancia preciosa, la locura perdida.
Aún busco, pero quizá hoy este un poco más cerca de hallar, en medio del humo titubeante, esa luz de la memoria, más cerca de mí.
Sigo pensando un poco como llegar a expresar mejor lo que siento.
Lo que antes no conocía, porque era joven e inexperto, lo leía o escuchaba en ciertas canciones o films , que eran como grandes intuiciones de lo que sería la vida, pero después, al experimentar, la clara pero oscura advertencia se cumplió sin que yo pudiera cambiar nada.
Así que más que la imposibilidad de una cura, lo que he descubierto es que no hay, definitivamente, una cura fácil, sino una forma diferente de vivir y de ver y de sentir el mundo.
Busco nuevas formas de entender el misterio.
No soy racionalista, no pretendo agotarlo, tan solo vivirlo de diferentes formas.
Me interesa lo que el arte en sus diferentes manifestaciones trae, es decir: la escritura, la plástica, el performance y la música nos conectan con otras percepciones.
Amo cosas y seres especiales, seres únicos, en verdad son contados con los dedos de la mano.

A pesar de la dificultad de entender la trama secreta de las relaciones humanas, no estoy emboscado dentro del silencio, las drogas o la soledad, sino que en verdad, disfruto de la vida y de sus infinitos mensajes.
Por eso no hay placebo ni paliativo porque sería como darle una aspirina para el dolor de cabeza...a un dinosaurio. Y no hablo de mí mismo, sino de lo real que es un gran dinosaurio a punto de extinguirse, seguramente.
No hay cura, pero sí hay necesidad de buscar, más que una medicación, una mediación, entre todos.
Darse a conocer no es fácil. La sequía de expresión es grande. Hay que sentarse a escribir sobre lo que somos, fuimos y queremos ser. ¡A no ser que no querramos ser nada!

jueves, 17 de abril de 2008

Recuerdo

En su casa-laberinto mi cuerpo, como una planta, crece en la imaginación del desierto.
La espera, con olor a jazmín y a glicinas, en el fresco patio.
La vereda desfila la vida social.
Las mujeres saludan cuando pasan.
Las ramas de la parra proyectan su encaje verde.
Acurrucado, como un embrión, soy capaz de dar a luz en esa sombra.

Márgenes

Sigo pensando... ¿Estoy perdido?
En esta ciudad cubierta de nieblas, cruzo la avenida, como un blanco móvil.
Soy como un bloque en busca de hacedor. Soy sin forma. Una liebre reflejada corre por cien oscilantes espejos.
Un antifaz o una máscara por día; mi alegría, alguna vez fue brillante.
El furor conduce al deliriums tremens. El paraíso es un insecto que liba el azucarado borde de una copa. Tiene la vis cómica de las Letras.
Las musas, hendiéndose unas a otras, dan forma a sus emisarios en secretas embajadas.
Voy por los márgenes de la filosofía. De noche camino en una total oscuridad con un par de velas.
El nido cobija al mundo. La fina fisura expone. La mano envuelve al guante.
Aquí en Möebius ¿quién no es doble?